Limpió los pinceles y contempló su retrato. Los ojos delineados en negro le devolvieron su mirada. Se había atrevido a dibujarse tal y como aún se sentía, no como el espejo la reflejaba. Deslizó sus dedos sobre su piel envejecida, no era Dorian Grey, su alma no estaba atrapada en el cuadro. Libre para ser quien quisiera ser, no pudo evitar sonreír. Microrrelato inspirado en una preciosa obra de Anders Olov Forss En IG @andersolovforss
A mi hija le ha encantado el cuento.
ResponderEliminarY a mí tu altruismo.
Gracias.
ResponderEliminarMe alegra mucho que le haya gustado.
Tu compartes mi altruismo al comprar este libro.
Ya hay ganas de tener un ejemplar :)
ResponderEliminarSí, la versión en papel se está haciendo de rogar.
EliminarGracias :)
Unos cuentos que sorprenden, divierten y educan.
ResponderEliminarA mi hija no le gusta leer, sin embargo está encantada con estos.
Espero que publiques pronto más cuentos.
Un saludo desde Irati.
Gracias por tu comentario.
ResponderEliminarSí que tengo más cuentos que me encantaría publicar.
Seguro que tu hija, ahora que ha descubierto que leer puede ser divertido, se convierte en una gran lectora.
Un saludo y un besos para las dos.
Le regalaron a mi hijo tu libro y malpensé, parece un libro de chicas.
ResponderEliminarPero luego al leerlo me gustó mucho, mi hijo se partía cuando al lobo empieza a dar vueltas. Yo creía que su preferido iba a ser el de la ovejita, pero el que más le ha gustado es el del chocolate.
Desde Sevilla felicitaciones.
Carmen
Gracias por tus palabras y por tu franqueza.
ResponderEliminarComo tengo hijo e hija, escribí para los dos, espero que los cuentos gusten por igual a niñas y niños. Así que me alegra tu comentario.
Un beso para ti y tu familia.