Banda sonora

Tuve la suerte de nacer en el seno de una familia con una madre que  me asombraba  con sus cuentos e historias, aún me encanta escucharla, y un  padre que me transmitió su amor por la música y la fotografía.

Quizás por ello, tengo debilidad por perderme entre nubes y paisajes imaginarios.

Gracias a mi padre, mi infancia tuvo un telón de fondo en la que la música clásica y la banda sonora de muchas películas eran protagonistas. Crecí con Von Karajan,  El Claro de Luna, los Adagios de Albinoni, con piezas tan sencillas y especiales como  Greensleeves. También con  Ennio Morricone, El bueno, el feo y el malo, Candilejas de Charles Chaplin...

En la adolescencia fue mi padre el que me descubrió a Víctor Jara, Joan Baez, la música celta, Mike Oldfield, Enya.... Fue él, el que me regaló la música de Carros de fuego, La misión...

Se le acabó el tiempo y no pudo disfrutar de la música de El señor de los anillos, de Braveheart, El último mohicano, ni de tantas otras que sé que le hubieran apasionado.

Cuando queremos a una persona, nunca la perdemos del todo, lo mejor de ella queda para siempre entre nosotros.

Hace poco descubrí a Daniel García López, un compositor que junto con Minerva Gallofré pugna por abrirse camino con la  Editorial Tres inviernos. Ellos son un binomio creativo y evocador de sueños, ella escribe sobre  mundos fantásticos, él pone música a sus palabras.


He escrito una novela, Las Mareas del tiempo, pensando en un público joven de edad o de mente, pensando en la necesidad de concienciar sobre la necesidad de erradicar el acoso de nuestras escuelas. Tiene un trasfondo de fantasía en la que los protagonistas han de luchar por salvarse a sí mismos y a la humanidad. Para mí sería un sueño que una persona como Daniel pudiera poner música a mis palabras.

Y es que la vida,  mi vida, tiene banda sonora...



No hay música sin historia, 
ni música que no evoque una historia.






  Mike Oldfield     Enya



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Papá espero que haya dónde estés sigas escuchando la música
 o al menos así me gusta imaginarte.
Y no hagas caso de mis lágrimas, 
si ahora lloro es solo porque te quiero.


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